Contrariar a una pasión es quedarse con el resabio de la ilusión perdida. José Vasconcelos
El mejor viaje no lo proporciona Lufhtansa en primera clase, ni tampoco los hongos de Huautla en la sierra de Oaxaca; el mejor viaje al que alguien puede aspirar es el que suministra la lectura de un buen libro.
Este fin de semana viajé placenteramente por las líneas de un libro estupendo: Marilyn y JFK. Por supuesto que hablo de la Monroe y del presidente sacrificado en Dallas. Ella, la rubia más sensual del siglo XX; él, el presidente más carismático de la historia de los Estados Unidos: los dos, irremediablemente perdidos por sus excesos. Los dos embriagados por la fama y el poder.
El libro que editó Aguilar fue escrito por Francois Forestier, periodista del semanario Le Nouvel Observateur, y es un excelente recuento del romance que se prolongó por una década entre Marilyn y John Fitzgerald Kennedy. Forestier justifica su libro y nos previene: “ Para escribir esta historia hay que tener una documentación sólida y un defecto fundamental: ser malpensado. Y yo lo soy. “
Dallas Texas, 22 de noviembre de 1963
El libro Marilyn y JFK inicia con una pormenorizada descripción del asesinato de Kennedy. Al ya de por si controversial crimen y a sus cientos de dudas, se suma una más: El agente William Greer, conductor de la limusina presidencial redujo la velocidad por debajo de los 18 kilómetros por hora reglamentarios, ofreciendo un blanco cómodo para el francotirador o, acaso: ¿Fueron más de dos? . ¿Uno de ellos era efectivamente Lee Harvey Oswald?. Como en todo magnicidio, las dudas continúan en la penumbra.
Marilyn no solo era adicta a los nembutales, la cocaína y el champán, sino a drogas más destructivas, como la fama y el sexo. Ella deseaba hasta la locura ser la estrella de estrellas, que la respetaran, que la veneraran. La actriz exigía atención, amor, consideración, esplendor, incienso, un altar de mármol de Carrara, y sobretodo ser el blanco del deseo de millones de hombres. Marilyn no quería ser Bette Davis, quería ser la First Lady.
Por su parte - según el autor - Kennedy llega a la presidencia del país más poderoso de la tierra, por la ambición desmedida de su padre Joe Kennedy , el influyente embajador de Estados Unidos en Inglaterra, quien hizo su fortuna gracias al tráfico de alcohol, y a sus relaciones con mafiosos como Sam Giancana de Chicago y Carlos Marcello de Nueva Orleans. Estas relaciones las hereda desgraciadamente JFK; relaciones turbulentas que fueron alentadas por Frank Sinatra y, violentadas por su hermano Bobby Kennedy.
El libertinaje en la Casa Blanca
Marilyn y Kennedy se trenzaron en una vorágine de desenfreno que finalmente los arroja al barranco. Ella, atormentada por la sombra de una madre psicótica que la persigue, se cobija bajo las drogas y los reflectores. A John, con su magra salud, lo minan las alergias severas, un nivel de colesterol alarmante y un padecimiento en su columna vertebral que lo tortura, hasta requerir de la novocaína para aliviar el dolor, y el uso de la cortisona, la droga de moda. Con este libro se comprueba, lo que sólo se rumoraba: Kennedy ocupó gran parte de su tiempo en llevar a la cama a cuanta mujer se le cruzó, descuidando tanto a Jackie, como a su responsabilidad presidencial. Mientras 1,400 exiliados cubanos sufrían en Bahía de Cochinos, Jackeline le pedía el divorcio.
Marilyn Monroe y John F. Kennedy fueron una pareja de amantes, cuyas muertes son un enigma. ¿Sus pasiones desmedidas los exterminaron?: es posible. ¿Los asesinos fueron la mafia o Edgar J. Hoover?: es apenas una pista. Lo invito a que usted mismo lo descubra, en un alucinante viaje a los sesentas, leyendo el libro Marilyn y JFK: todo, por un boleto de tan sólo 199 pesos. ¿ No le parece esto un viaje que no puede usted rechazar?.
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