Seguramente usted ha escuchado cuando una persona con voz engolada deja caer como un pesado fardo la expresión: “ Yo siempre digo lo que pienso “. Cuando esto sucede, que desgraciadamente es muy seguido, me limito a enarcar la ceja y emprender la retirada. Pues reconozco qué corro el riesgo de que por su mente cruce una centella de franqueza, y reciba una estocada: “ Pero mire nomás, que canoso está usted “. Ni hablar, la frase me obliga a refugiarme en las bondades de Just for men y peinar una testa de azabache.
Catalina la Grande en su carta a Senac de Meilhan, sostenía que “ No todas las personas pueden soportar la crudeza de la verdad y la franqueza”. Claro, esto lo decía la soberana rusa en el lejano siglo XVI. En el México actual el recato y las buenas maneras, son poco menos que un concepto demodé.
La ropa sucia se lava en plaza
Tengo la impresión que esta oleada de destemplada sinceridad del pueblo mexicano, fue alentada en gran medida por la televisión con los decadentes “ Talk shows”. Usted seguramente recuerda aquella peste electrónica que infectó nuestros hogares. La tesis que lanzaron esos programas fue: “Usted diga aquí lo que piensa, no se quede con nada “. Fue así como la pantalla se inundó de podredumbre, recordemos : “¡Que pase la amante “!, brama la dama del micrófono , y arriba al estudio una mujer oronda que mira de reojo a una humilde mujer que llorosa se acurruca en sus dos hijos: “ Si, señorita Laura, hace dos años que sostengo relaciones con Calixto y tenemos tres hijos: él es mío, solo mío…“. El llanto de la esposa agraviada arrecia, para deleite del morbo nacional. Encandilado por las luces del estudio, un desconcertado Calixto exhibe sus miserias carnales en cadena nacional, y afirma envalentonado: “ La verdad es que yo las quiero a las dos y estoy dispuesto a mantenerlas… si ellas me aceptan”. El llanto de la esposa se torna en un alarido captado detalladamente por las cámaras. Antes de mandar a comerciales la conductora inyecta la ponzoña que alienta el rating: “ No se despegue de ese televisor, Calixto tiene un secreto más que hoy nos va a revelar : ¡El tiene otra relación en su trabajo y es …con un hombreeee!“.
Una televisión de servicio
Los mexicanos no merecemos esa televisión. Su noble sentido pedagógico y cultural se ha ignorado para privilegiar a la estulticia, para dar rienda suelta a la barragana vulgaridad.
La televisión comercial se empeña en entretener sin formar; se empeña en mantener la atención nacional bajo una programación alejada diametralmente de la realidad nacional. El país se encuentra atomizado en sus regiones ante la ausencia de una política de comunicación que las vincule. ¿Sabe usted cómo viven los yucatecos?; ¿Conoce usted sus problemas y como los enfrentan?, ¡Claro que no!, de la misma manera que los peninsulares desconocen a los ganaderos sonorenses, y estos a los pescadores veracruzanos.
Las estrategias de imagen de nuestro país se siguen dictando desde la capital de la república, con un torpe desconocimiento de nuestras demandas como nación.
Creo en una televisión de servicio para el mexicano. Una televisión demócrata, cultural y formativa. Una televisión inteligente que estimule el progreso nacional. Esta televisión la deberá ofrecer el estado mexicano, pues usted coincidirá conmigo que los atributos antes mencionados, no serán tomados por la televisión comercial, simplemente porque no corresponden ni a su perfil ni a sus intereses.
Entremos en sintonía: podemos soportar una televisión comercial, siempre y cuando, el estado mexicano nos proporcione una opción diferente. No creo que sea mucho pedir. ¿O, sí ?
Alguna vez y frente al paraninfo de la Ateneo Fuente, institución educativa saltillense de gran prestigio, me atacó el “hervor de pecho” y solté una frase indiscreta que fue reprobada elegantemente por mi tío Javier: “ Nunca se te olvide sobrino que la demasiada sinceridad cae en la grosería “.
Hoy me atrevo a decir contagiado por una sinceridad meridiana: ¡Pero qué pésima televisión tenemos en México!. Usted sabrá disculparme tío.
miércoles, 21 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
Marshall Mc Luhan tenía razón

Marshall Mc Luhan tenía razón: vivimos ya en una aldea global.
El Face Book y El Cairo
Esto del Face Book me recuerda a El Cairo, capital de Egipto, donde millones de personas deambulan por sus calles en un aparente caos. Los carros se cruzan vertiginosamente de un lado para el otro con olímpica libertad. La policía de tránsito es tan solo un motivo ornamental.
En un estrecho callejón milenario a dos cuadras del río Nilo tomé por primera vez el té mezclado con leche y fumé tabaco con un “narguile”, una extraña pipa de agua con la que los egipcios acompañan sus bebidas. El tabaco era muy fuerte y el té con leche tenía algunas briznas que anunciaban que la leche era bronca. Mi estómago lo recuerda perfectamente. En solo tres pequeñas mesas, algunos parroquianos eran atendidos por Ayman Mubarak , un hombre vestido con túnica y turbante, que hablaba a gritos mientras movía unos brazos tan largos como las hélices de un B-29.
Al enterarse que era mexicano lanzó al viento un grito que retumbó por todo el barrio: “¡Hugo Sááánchézzzzzz !.” Todos voltearon a verme, descubriendo sonrisas que mostraban dentaduras que hubieran sido un motivo de tesis.
Ni yo hablaba árabe ni ellos español, pero no importaba, de repente uno se acercó, me tomó por los hombros y me soltó un marcado: “ Za-pa-ta.”
Coincidían en aquel remoto vecindario dos personajes mexicanos universales: uno conocido por sus goles, el otro por su lucha por la tierra.
Una noche al lado del Río Nilo
Anochecía. Una deliciosa brisa de verano acompañaba a una música juguetona que salía de quiénsabededonde. Saqué un billete de veinte pesos, que fue examinado a detalle por todos los ahí reunidos. Ayman se mostraba orondo ante sus vecinos por mi presencia. Volteaba a ver a cada uno, y ofrecía los brazos como diciendo “ mírenlo, aquí está. “ Comprendí que para ellos yo era el exótico. ¡Vaya paradoja!.
La mano derecha de Ayman se abalanzó repetidamente contra su boca, al tiempo que me tomaba del brazo. Comprendí que me invitaba a cenar.
A unos pasos estaba un edificio añoso. Empezamos a subir las escaleras, pero, grande fue mi sorpresa al descubrir que primero debía cruzar por los departamentos de los vecinos para llegar al cuarto piso de mi anfitrión. Fue así que pasé al lado de un gordo que despatarrado roncaba sobre un sillón, mientras un bebé rompía los tímpanos; crucé por una sala-corral donde pastaban apaciblemente tres cabras; saludé como pude a unos jóvenes que veían un juego de fut bol en un televisor blanco y negro. Y finalmente llegué al departamento de Ayman, que consistía en la cocina, y la recámara, donde sentado sobre la cama, uno a uno me fueron presentados los cuatro miembros de la familia: la esposa, dos jóvenes mujeres y un niño.
Encuentro similitudes entre el edificio de Ayman y el Face Book. En los dos lugares no hay lugar para el recato y si para mostrar abiertamente la intimidad. ¿ Qué seguirá al Face Book?. Sólo Dios lo sabe.
Por lo pronto y con miras al 2012, creo que es menester aceptar la amistad de Estanislao Goroztieta; por lo que respecta al peruano, he pensado hablar seriamente con mi madre.
jueves, 1 de julio de 2010
EL Centro Ecológico de Sonora, 25 años después…
Uno tras otro, han transcurrido 25 veranos desde que se creó el Centro Ecológico del Estado de Sonora.
Está obra sentó un precedente innovador en nuestro país: un fruto más de la creatividad de un gobernador visionario, el Dr. Samuel Ocaña García.
Fui un testigo audiovisual de aquella obra desde su concepción y proceso constructivo, hasta que la mañana ardiente del 20 de Junio de 1985, lo inauguró el presidente Miguel de la Madrid Hurtado.
Dos años antes, vía satelital se buscó un espacio que reuniera las características topográficas ideales para ubicar las instalaciones; el terreno se localizó al lado del Cerro de las Víboras al sur de la Ciudad de Hermosillo, Sonora.
El Arq. Victor Suárez y el Arq. Hugo Reynoso, diseñaron el centro y además supervisaron a una tropa de trabajadores en las labores de construcción.
Surgía un centro diseñado para la realización y promoción de estudios encaminados a impulsar el conocimiento de nuestro entorno natural, conformado por la maravillosa flora y fauna de los ecosistemas de Sonora.
Fauna de todo el mundo
Como un atractivo especial se trajo además fauna de otros continentes. Por primera vez los sonorenses admiraron en un mismo espacio, el porte regio del Borrego Cimarrón, símbolo de la reciedumbre del sonorense, al lado de la milenaria figura de un camello africano.
El Centro Ecológico se diseñó para formar sonorenses responsables que al conocer las riquezas naturales que lo rodean, se sintieran identificados y orgullosos de nuestra entidad. El reto era colocar al sonorense frente a frente a la naturaleza, para que la amara… para que la respetara.
El reto se logró: desde 1985, el Centro Ecológico ha operado ininterrumpidamente recibiendo a más de 6 millones de personas.
Hoy en día, en el Centro Ecológico, cuyo director es el Lic. Guillermo Soto M., labora intensamente un equipo multidisciplinario de profesionales para ofrecer un servicio altamente formativo.
Recientemente se celebró el 20 aniversario del observatorio Antonio Sánchez Ibarra, equipado con un moderno telescopio. Los sonorenses gozan de la observación de la bóveda celeste, con la asesoría de un profesional de la astronomía como lo es mi buen amigo Adolfo Cabral Porchas.
Nuevos Proyectos
El Centro Ecológico, realiza hoy nuevos proyectos que confirman el compromiso por la creación de un Nuevo Sonora, basado en el desarrollo sustentable, planteado así a los sonorenses por el gobernador Guillermo Padrés Elías.
El Centro Ecológico fortalecerá sus instalaciones y ampliará sus servicios. Está en proceso la creación del Proyecto Safari: un proyecto que tiene como objetivo el lograr una mayor interacción de los visitantes con las especies silvestres. Además, con un espíritu altamente propositivo el Centro Ecológico será un espacio para mostrar construcciones ecológicas con materiales de la región, como la paja y el adobe.
Los programas del Centro Ecológico son impulsados por la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora ( Cedes ), institución que dirige con responsabilidad el Lic. Oscar Téllez Leyva, y en donde participan profesionales como el Lic. Benito Zenil Nogueira, Lic. Ana Lilia Yocupicio y la Lic. Delfina Falcón.
Esta institución ecológica es un noble legado que ha formado a varias generaciones, que son hoy sonorenses comprometidos con el medio ambiente, su flora y su fauna.
De mi archivo visual rescato una imagen: mientras filmaba el primer documental en el Centro Ecológico, mi hijo Francisco Javier con sus amigos Hiram Dyck y Paulo Sergio Galindo Martins, conocieron a un berrendo, experiencia que no olvidan. Es cierto: no hay una segunda oportunidad para una primera impresión.
El Centro Ecológico del Estado de Sonora arriba vigoroso al 2010: le deseamos todos una larga vida.
Está obra sentó un precedente innovador en nuestro país: un fruto más de la creatividad de un gobernador visionario, el Dr. Samuel Ocaña García.
Fui un testigo audiovisual de aquella obra desde su concepción y proceso constructivo, hasta que la mañana ardiente del 20 de Junio de 1985, lo inauguró el presidente Miguel de la Madrid Hurtado.
Dos años antes, vía satelital se buscó un espacio que reuniera las características topográficas ideales para ubicar las instalaciones; el terreno se localizó al lado del Cerro de las Víboras al sur de la Ciudad de Hermosillo, Sonora.
El Arq. Victor Suárez y el Arq. Hugo Reynoso, diseñaron el centro y además supervisaron a una tropa de trabajadores en las labores de construcción.
Surgía un centro diseñado para la realización y promoción de estudios encaminados a impulsar el conocimiento de nuestro entorno natural, conformado por la maravillosa flora y fauna de los ecosistemas de Sonora.
Fauna de todo el mundo
Como un atractivo especial se trajo además fauna de otros continentes. Por primera vez los sonorenses admiraron en un mismo espacio, el porte regio del Borrego Cimarrón, símbolo de la reciedumbre del sonorense, al lado de la milenaria figura de un camello africano.
El Centro Ecológico se diseñó para formar sonorenses responsables que al conocer las riquezas naturales que lo rodean, se sintieran identificados y orgullosos de nuestra entidad. El reto era colocar al sonorense frente a frente a la naturaleza, para que la amara… para que la respetara.
El reto se logró: desde 1985, el Centro Ecológico ha operado ininterrumpidamente recibiendo a más de 6 millones de personas.
Hoy en día, en el Centro Ecológico, cuyo director es el Lic. Guillermo Soto M., labora intensamente un equipo multidisciplinario de profesionales para ofrecer un servicio altamente formativo.
Recientemente se celebró el 20 aniversario del observatorio Antonio Sánchez Ibarra, equipado con un moderno telescopio. Los sonorenses gozan de la observación de la bóveda celeste, con la asesoría de un profesional de la astronomía como lo es mi buen amigo Adolfo Cabral Porchas.
Nuevos Proyectos
El Centro Ecológico, realiza hoy nuevos proyectos que confirman el compromiso por la creación de un Nuevo Sonora, basado en el desarrollo sustentable, planteado así a los sonorenses por el gobernador Guillermo Padrés Elías.
El Centro Ecológico fortalecerá sus instalaciones y ampliará sus servicios. Está en proceso la creación del Proyecto Safari: un proyecto que tiene como objetivo el lograr una mayor interacción de los visitantes con las especies silvestres. Además, con un espíritu altamente propositivo el Centro Ecológico será un espacio para mostrar construcciones ecológicas con materiales de la región, como la paja y el adobe.
Los programas del Centro Ecológico son impulsados por la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora ( Cedes ), institución que dirige con responsabilidad el Lic. Oscar Téllez Leyva, y en donde participan profesionales como el Lic. Benito Zenil Nogueira, Lic. Ana Lilia Yocupicio y la Lic. Delfina Falcón.
Esta institución ecológica es un noble legado que ha formado a varias generaciones, que son hoy sonorenses comprometidos con el medio ambiente, su flora y su fauna.
De mi archivo visual rescato una imagen: mientras filmaba el primer documental en el Centro Ecológico, mi hijo Francisco Javier con sus amigos Hiram Dyck y Paulo Sergio Galindo Martins, conocieron a un berrendo, experiencia que no olvidan. Es cierto: no hay una segunda oportunidad para una primera impresión.
El Centro Ecológico del Estado de Sonora arriba vigoroso al 2010: le deseamos todos una larga vida.
Marilyn no quería ser Bette Davis…
Contrariar a una pasión es quedarse con el resabio de la ilusión perdida. José Vasconcelos
El mejor viaje no lo proporciona Lufhtansa en primera clase, ni tampoco los hongos de Huautla en la sierra de Oaxaca; el mejor viaje al que alguien puede aspirar es el que suministra la lectura de un buen libro.
Este fin de semana viajé placenteramente por las líneas de un libro estupendo: Marilyn y JFK. Por supuesto que hablo de la Monroe y del presidente sacrificado en Dallas. Ella, la rubia más sensual del siglo XX; él, el presidente más carismático de la historia de los Estados Unidos: los dos, irremediablemente perdidos por sus excesos. Los dos embriagados por la fama y el poder.
El libro que editó Aguilar fue escrito por Francois Forestier, periodista del semanario Le Nouvel Observateur, y es un excelente recuento del romance que se prolongó por una década entre Marilyn y John Fitzgerald Kennedy. Forestier justifica su libro y nos previene: “ Para escribir esta historia hay que tener una documentación sólida y un defecto fundamental: ser malpensado. Y yo lo soy. “
Dallas Texas, 22 de noviembre de 1963
El libro Marilyn y JFK inicia con una pormenorizada descripción del asesinato de Kennedy. Al ya de por si controversial crimen y a sus cientos de dudas, se suma una más: El agente William Greer, conductor de la limusina presidencial redujo la velocidad por debajo de los 18 kilómetros por hora reglamentarios, ofreciendo un blanco cómodo para el francotirador o, acaso: ¿Fueron más de dos? . ¿Uno de ellos era efectivamente Lee Harvey Oswald?. Como en todo magnicidio, las dudas continúan en la penumbra.
Marilyn no solo era adicta a los nembutales, la cocaína y el champán, sino a drogas más destructivas, como la fama y el sexo. Ella deseaba hasta la locura ser la estrella de estrellas, que la respetaran, que la veneraran. La actriz exigía atención, amor, consideración, esplendor, incienso, un altar de mármol de Carrara, y sobretodo ser el blanco del deseo de millones de hombres. Marilyn no quería ser Bette Davis, quería ser la First Lady.
Por su parte - según el autor - Kennedy llega a la presidencia del país más poderoso de la tierra, por la ambición desmedida de su padre Joe Kennedy , el influyente embajador de Estados Unidos en Inglaterra, quien hizo su fortuna gracias al tráfico de alcohol, y a sus relaciones con mafiosos como Sam Giancana de Chicago y Carlos Marcello de Nueva Orleans. Estas relaciones las hereda desgraciadamente JFK; relaciones turbulentas que fueron alentadas por Frank Sinatra y, violentadas por su hermano Bobby Kennedy.
El libertinaje en la Casa Blanca
Marilyn y Kennedy se trenzaron en una vorágine de desenfreno que finalmente los arroja al barranco. Ella, atormentada por la sombra de una madre psicótica que la persigue, se cobija bajo las drogas y los reflectores. A John, con su magra salud, lo minan las alergias severas, un nivel de colesterol alarmante y un padecimiento en su columna vertebral que lo tortura, hasta requerir de la novocaína para aliviar el dolor, y el uso de la cortisona, la droga de moda. Con este libro se comprueba, lo que sólo se rumoraba: Kennedy ocupó gran parte de su tiempo en llevar a la cama a cuanta mujer se le cruzó, descuidando tanto a Jackie, como a su responsabilidad presidencial. Mientras 1,400 exiliados cubanos sufrían en Bahía de Cochinos, Jackeline le pedía el divorcio.
Marilyn Monroe y John F. Kennedy fueron una pareja de amantes, cuyas muertes son un enigma. ¿Sus pasiones desmedidas los exterminaron?: es posible. ¿Los asesinos fueron la mafia o Edgar J. Hoover?: es apenas una pista. Lo invito a que usted mismo lo descubra, en un alucinante viaje a los sesentas, leyendo el libro Marilyn y JFK: todo, por un boleto de tan sólo 199 pesos. ¿ No le parece esto un viaje que no puede usted rechazar?.
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